Las fotos de Flor y Fer vendrían a ser una sesión preboda, aunque todavía no habían confirmado que se iban a casar pero ya todo el mundo lo sabía. Estábamos en Chile, teníamos las cámaras, unos novios super enamorados y una playa con atardecer, ¿había chance de que estas fotos no existieran? Si sos un fotógrafo de bodas que ama lo que hace, entonces no, no había chance de no hacer estas fotos.
Como no conocíamos mucho la zona, nos subimos al auto, preguntamos un poco y nos mandamos a buscar un par de lugares lindos para hacer las fotos. Pareciera que al ver un lugar por primera vez es más fácil encontrarle la magia y querés parar en todos lados para hacer fotos. En una situación normal, con amigos de viaje, puede ser muy molesto (para ellos) pero cuando estás con una pareja de novios con ganas de hacerse fotos, es ideal.
Primero encontramos un bosquecito donde nos enfocamos en que corretearan, jugaran y especialmente se rieran, algo que no les costó mucho. Después nos encontramos en una de esas playas soñadas para hacer fotos: gigante y sin gente. La luz era mágica y el atardecer indescriptible. Casi que nos da un poco de celos de los fotógrafos chilenos que tienen esa playa tan cerca para sacar fotos. Después nos acordamos de lo lindo que es nuestro país y se nos pasó.
Terminamos el día comiendo algo con los chicos y disfrutando de una de las mejores cosas de nuestro trabajo: compartir tiempo con gente buena onda.
